martes, 5 de julio de 2011

mas sobre la Argentina..

La Argentina contaba originalmente con formaciones boscosas de gran potencial maderero y leñero de haberse planificado adecuadamente su aprovechamiento. En lugar de esto una explotación desenfrenada desde fines del siglo pasado ha reducido los bosques nativos a un pálido reflejo de lo que originalmente fueron, y quedan a veces sus existencias actuales en una situación tan crítica que solo se puede recomendar su protección total. En Misiones la explotación se centró originalmente en unas pocas especies conocidas con el nombre de "maderas de ley" así cayeron los cedros (Cedrela fissilis), lapachos (Tabebuia impetiginosa) y peteribíes (Cordia tichotoma), los que convertidos en grandes jangadas flotantes bajaban por el Paran o el Uruguay con rumbo a los puertos bonaerenses y del litoral fluvial argentino. Con la apertura de rutas y caminos, especialmente en este siglo, la extracción se aceleró. Así algunas especies fueron puestas en serio riesgo de extinción como el palo rosa (Aspidosperma polyneuron), que solo subsiste en algunos puntos aislados del extremo norte misionero y el pino paraná (Araucaria angustifolia),   especie de gran potencial forestal que hacia 1960 cubría cerca de 210.000 ha. de superficie en la zona serrana de la provincia.En 1988 se estimó en 1.228.000 ha.La superficie de los bosques nativos provinciales, pero cabe  aclarar que en dicha cifra se incluyen sectores de "monte secundario.En la región chaqueña el quebracho colorado chaqueño (Schinopsis balansae) fue víctima primera de la codicia humana para obtener el "tanino" utilizado para curtir cueros que dio lugar a la devastación de la cuña boscosa santafesina, para extenderse poco tiempo después con la ayuda de los ferrocarriles a todo el ámbito chaqueño incluyendo a la otra especie: el quebracho colorado santiagueño y el palo santo .de hermosa veta.Últimamente la moda de los muebles de algarrobo ha puesto en un estado de vulnerabilidad a las especies de este género que aun eran relativamente abundantes. En las zonas del "monte" donde los algarrobales dependían de las napas freáticas y formaban un cinturón boscoso alrededor de las salinas como en el Salar de Pipanaco en      Catamarca, su tala es una invitación al avance del manto salino y al despoblamiento. En Santiago del Estero en 1988 la superficie boscosa explotada en lento proceso de recuperación oscilaba entre los  4.000.000 y 5.000.000 de ha., en tanto que la zona boscosa semidegradada alcanzaba 2.000.000 de ha..En la selva tucumano-salteña o nuboselva algunas   especies . están amenazadas no  solo por la tala forestal sino por la expansión   agropecuaria. A éstas deben sumarse otras buscadas esencias madereras como los cedros .el roble o palo trébol (Amburana cearensis) y el pino del cerro En el espinal que a modo de cinturón abrazaba por el norte y el oeste la pradera pampeana, la explotación para proveerse de postes y leñas y la apertura de tierras para extender los cultivos de la pampa vecina prácticamente acabó con el distrito del algarrobo en el centro-sur de Córdoba y Santa Fe y el subdistrito del tala en el nordeste y este bonaerense. Subsisten de ambos sólo unas pocas isletas de escasa superficie.La tala selectiva del ñandubay (Prosopis affinis) en el sur de Corrientes y Entre Ríos y el caldén (Prosopis caldenia) en La Pampa, San Luis y el sur de Bs.As. ha reducido notablemente la superficie boscosa en las áreas nombradas y ha comprometido seriamente a esas especies.Finalmente en el sur, si bien la existencia desde mediados de siglo de un sistema de parques nacionales que ampara las muestras más significativas de los bosques subantárticos permitió garantizar una protección más efectiva.


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